“Al principio me sentía un poco temerosa porque no sé mucho, pero luego me di cuenta que, si bien yo sé muy poco entre todos hicimos un todo. Me sentí realizada porque a uno en la universidad  le dan el laboratorio, le dan la guía pero es un ambiente muy controlado, normalmente no se siente este nivel de creatividad. Sentí que acá pude dar parte de mí y me sentí bastante bien porque es algo que en la universidad no tengo. Acá hicimos la parte teórica pero también el prototipo, manejar herramientas, cosas que pues la verdad, nunca había hecho y he aprendido muchísimo. En la universidad aprendí un montó de vainas y vine a usar solo como dos y pues uno investiga lo que necesita, uno no se acuerda de todo. La parte de crear cosas me gustó demasiado y me sentí realizada por haber cumplido mi propósito: ayudar.”

“Uno piensa que los jóvenes lo miran a uno raro, que como que no empatan con uno pero sí. Uno cree que porque es de por allá de los viejitos no va a empatar con los chicos de hoy en día. De esta experiencia me llevo de que si me voy a llevar mi embaladora y le voy a dar una sorpresa a mis compañeros. Yo nunca pensé que fuéramos a llegar a hacer el reto, sino algo no funcional.  Pero si, es una ilusión que me llevo y es si es algo que podemos hacer. Ha sido un grupo bien espectacular y chévere ”

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